Todos alguna vez hemos cerrado nuestro corazón a nuevas experiencias o al amor , guardamos el corazón aquel astro rojizo multicolor en las profundidades del alma tan cerca del espíritu y tan lejos de la carne ,para que no puedan alcanzarlo nuestros perseguidores o aquellos que claman una muestra de afecto, lo custodiamos tremebundamente de cualquiera que se atreva a llegar a sus confines temerosos a veces llenos otras veces vacíos.
La pregunta del porque lo protegemos tanto algunos o porque lo otorgamos tanto otros, yacerá eternamente dentro de la coraza de nuestro propio corazón, como una muestra de aprecio incomprensiblemente raudo que entre el velo de la noche y la salida del sol será una bendición o un presagio de nuestra propia destrucción. un fuego cruzado hacia cada corazón que a veces suena inaudible y otras veces se escucha más fácil que el choque de un ola.
Nuestro corazón nos pertenece, nos arrulla con su melodía etérea hasta que de pronto por casualidad nos damos cuenta que hemos dejado de sentir o sentimos aun más, es ahí cuando a dejado de ser solo nuestro y se convierte en el crepúsculo o el ocaso, es ahí cuando nos encontramos con el dilema de Amar ,ser Amados o dejar de Amar , es ahí cuando nos hayamos parados entre la frontera de nuestros miedos atrapados, vulnerables, entre el fuego cruzado del cielo y el infierno, buscado refugio de nosotros mismos evadiendo sus flechas, rebosantes de alegría o hundidos en la peor de las tristezas amar sin ser amados
Escapemos de nuestra propia indiferencia de ese hielo que nos hace cada vez más fríos escapemos ilesos con nuestro propio corazón para que en el infinito, logremos amar completos y no sea de un solo corazón el del latir más grande si no dos corazones latiendo al unísono Amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario